En términos saludables y económicos, no solo se trata de tener el mejor sistema de aire acondicionado, los mejores ventiladores o humidificadores, sino también el hábito de tener todo muy bien desinfectado, en superficies, aire y los mecanismos que se emplean para propiciar microclimas adecuados.
Los conceptos de humidificación y purificación podrían estar ligados, casi como un sinónimo dentro de una significancia climática. Humedad o control de estrés térmico que debería otorgar una buena ventilación industrial, y la purificación dada por la sanitización de espacios y superficies. Todo va ligado, porque los sistemas de aireación, deben contar con una desinfección para que sigan proveyendo el aire puro necesario hacia todas las instancias de una nave industrial o complejo comercial.
Para la correcta instalación de ventiladores industriales, con todo lo que ello implique, como adecuación de humidificadores, extractores y un plan de desinfección periódica, se necesita saber el tipo de actividad en determinada estancia, y el tiempo máximo que llega a pasar un trabajador en un ambiente cerrado; después de todo, los caudales de renovación son esenciales.
Otro tema a considerar dentro de los caudales de una buena ventilación industrial, tiene que ver con el hecho de checar los ambientes nocivos, porque, aunque parezca increíble, un muro por sí solo podría llegar a representar un problema, si es que dicha superficie cuenta con algún cultivo de moho y las subsecuentes esporas dañinas para el sistema respiratorio. Si el problema no se puede resolver desde la misma estructura, entonces los caudales de aire deberán ser calculados de forma diferente, a razón de proporcionar el oxígeno puro para la respiración sana.
Es por ello que se enfatiza la importancia de sanitizar todo espacio, y en algunos casos de resanar ciertas superficies de estructuras que pudieran tener una constante problemática de humedad en muros y techos, y después adaptar mecanismos desecantes industriales y los mismos humidificadores ultrasónicos, para mantener un balance térmico en todas las áreas de una nave industrial, y que se conviertan en parte fundamental de todo el sistema de aireación.
Asimismo, es esencial conocer muy bien los tipos de ventiladores a disposición. Por ejemplo, los axiales son excelentes para movilizar grandes caudales de aire a bajas presiones, o los helicoidales, ideales para la extracción de contaminantes en una zona cerrada, como los mismos baños, o hasta almacenes que cuenten con material sensible. O los tubulares, los cuales se adecúan a los conductos de la ventilación industrial, para una buena intercalación de los flujos, y estos mismos se traten de dirigir de manera homogénea por todas las estancias de la nave o complejo. Las opciones son muchas.
También se recomienda la posibilidad de añadir humidificadores y desecantes en puntos estratégicos, dependiendo de la actividad realizada en cada una de las áreas. Pero, además, lo mejor es que cada uno de estos sistemas posea una flexibilidad en cuanto al acceso a su limpieza y sanitización, y así, garantizar el aire puro necesario para todos.
Siempre habrá de tener en cuenta todos los aspectos básicos de una adecuada ventilación industrial, como el poder de captación de todas esas partículas que representan una amenaza constante para cualquier interior. La conducción para canalizar los caudales de aire hacia exteriores, sin que se opongan a los ingresos aire para la renovación constante. La filtración para separar las partículas contaminantes del aire puro, los cuales pueden variar de manera importante, dependiendo del tipo de actividad y la misma morfología en la nave industrial; no es lo mismo filtrar impurezas normales, y separar los gases emitidos. La extracción, que dependerán en gran medida al tipo de ventilador adoptado.
Muchos de los problemas económicos en un ente industrializado y comercial, se pueden evitar con una excelente ventilación industrial, y con sus adaptaciones de humidificación y desecación, así como la correcta sanitización.