Mantener el confort térmico en temporadas de calor
Las tasas de ventilación y el confort térmico son dos conceptos que van juntos en cuanto a la calidad de aire dentro de un edificio, y más si este es especial para el control de infecciones nosocomiales. Es importante que se tengan en cuenta los factores ambientales que suelen afectar los diseños arquitectónicos de los edificios en cuanto a la aireación natural.
Ruido y contaminación. Son dos temas que pueden incidir en el aire interior de la edificación, por ello, es trascendental que se planee adecuadamente el diseño de la área clínica o de control de infecciones goticulares. Viendo tales aspectos, es como se podrán ubicar mejor las entradas y salidas de aire, para la renovación natural del mismo, ya sea por medio de presión negativa o por otro método. Asimismo, la gestión del proyecto con anticipación y hecho de buena manera, permitirá observar cuáles son los mejores lugares para la instalación de ventiladores, extractores y demás dispositivos mecánicos para la renovación del aire.
Temporadas de frío. Este factor es algo truculento, porque en climas invernales o en lugares esencialmente fríos, es más difícil para el edificio y su ventilación natural o mecánica, que trabaje de manera más efectiva en controlar las infecciones, y eso tiene que ver mucho con la calefacción que se debe usar en dichas temporadas; es vital conciliar calefacción con ventilación.
Problemas de humedad entre estaciones. Esto de no controlarse, puede convertirse en una problemática para el personal que labora en hospitales o áreas designadas para controlar las infecciones por vía aérea. Como sabemos, la condensación aparece por la conjunción entre una temperatura alta y un porcentaje de saturación atmosférica elevada. Cuando la elevada humedad permea por todo el edificio, la estructura misma puede verse en riesgo, con agrietamientos en muros, techos y pisos por aparición de plagas que se ven atraídas a las altas condensaciones. Asimismo, las habitaciones humedecidas conllevan una incomodidad y más aún, un peligro para el paciente. Mediante la ventilación natural y mecánica, como ventiladores, extractores y hasta deshumidificadores, se deberían controlar tales factores climáticos, evitando la aparición de moho y otros microorganismos que pongan en peligro a pacientes y personal.
El confort térmico en relación con el clima exterior y las tasas de ventilación en un edificio varían mucho. Por ejemplo, en épocas de calor cuando existe un clima externo agradable en cuanto a aire y sensación térmica, significaría elevar la tasa de aireación en el nosocomio, para que la calidad de aire puro permanezca inalterable, y por obvias razones eso también llevará a un confort térmico; en ese sentido, los ventiladores o sistemas de aire acondicionado deben funcionar en buena medida.
Esto cambia con los climas fríos, los cuales debemos minimizar lo más que podamos en cuanto a sus infiltraciones desde afuera hacia adentro. Si no lo hacemos, el confort térmico no será satisfactorio, y tendríamos que recurrir a la calefacción por largos periodos, lo que en un momento dado resultaría demasiado incómodo para pacientes y personas, además de que se generan gastos energéticos y monetarios considerables.
Es cierto que la ventilación natural en un edificio acarrea ventajas, pero hay que poner atención a esos detalles microclimáticos que inciden en las personas que habitan tales áreas. Mucho de esto tendrá que ver con el diseño arquitectónico, donde la planeación de ubicación de ventanas así como el material con el que estarán hechos, será fundamental, al igual que las entradas y salidas de aire. Factores como absorción solar, sombras, aislamientos y radiación térmica de los materiales en muros exteriores, son puntos a considerar para la circulación de oxígeno, para un aire puro y sensación térmica adecuada.