Puede que de forma individual, en una vivienda, departamento u oficina, no sea tan necesario recurrir a parámetros especiales para la obtención y medición del flujo de aire natural, mecánica o mixta dentro de la aireación. Sin embargo, cuando se trata de recurrir a ventiladores y aireación natural en áreas críticas, como laboratorios, áreas de contención o incluso en áreas de aislamiento, vaya que es trascendental tener en cuenta las características de las expectativas de una óptima circulación del aire, empatándola con la realidad de la misma.
¿Cuál es el propósito real de la ventilación en un lugar determinado, con ayuda de sistemas mecánicos y naturales?
Como sabemos, el principio básico es la intrusión del aire exterior, para que este se distribuya y permee en todas las áreas de un edificio, y al contrario de lo que muchos piensan, no solo es para refrescar o calentar el lugar en cuestión, ya que en la realidad, el propósito fundamental de todo esto, es que la extracción natural o forzada del aire, sirva como una especie de saneamiento del lugar, lo que implicaría una dilución de contaminantes acumulados, para su posterior desecho, a través de sistemas que trabajan bajo los mismos principios de asimilación del aire.
Existen tres parámetros básicos o situaciones elementales para poder medir con precisión, la incidencia de la circulación del aire por medio de aireación natural, o la forzada, al emplear ventiladores o extractores.
1.- El primero es la tasa de ventilación. Este elemento nos ayudará a conocer cantidades y calidades de aire que se pueden percibir dentro del recinto, al introducirlos por medio de extracción forzada o aireación natural. Bajo tal parámetro, estaremos seguros del óptimo funcionamiento de nuestros dispositivos o sistemas de extracción, y de la calidad de aire puro que nos rodea.
2.- La dirección del flujo de aire, es una característica esencial pasa conocer la efectividad de la circulación del aire que extraemos del exterior, y cómo este se difunde a todas las áreas de un gran edificio o laboratorio, sobre todo, en las áreas más críticas, donde precisen descontaminar constantemente el aire que se respira.
3.- El tercer parámetro está muy ligado al segundo, ya que mediremos la eficacia de la distribución del aire exterior a través de la circulación mecánica o natural del recinto, y la manera en que dicha circulación es capaz de eliminar los contaminantes generados a diario, para su posterior evacuación. A esto se le llama: patrón de flujo de aire o modo de distribución.
¿Cómo inciden las presiones positivas y negativas en la ventilación de un edificio por medio de extractores y otros dispositivos?
Ambas presiones dependerán mucho de los factores climatológicos. Por ejemplo, se usará una aireación mecánica de presión positiva, cuando en exteriores prepondera un clima húmedo y cálido, esto para suprimir la condensación intersticial al máximo. La condensación intersticial es el fenómeno de penetración del aire húmedo y caliente en la estructura de un edificio, para encontrar puntos fríos.
Caso contrario en ambientes climatológicos fríos, donde se tiene que emplear una ventilación mecánica o forzada negativa, a través de ventiladores o extractores, con el fin de evitar exfiltraciones y para reducir la acumulación de contaminantes en todas las áreas importantes de un edificio.
¿Cómo se puede medir o evaluar el desempeño de la eficacia o eficiencia de los ventiladores, extractores o medios naturales para la ventilación de un edificio?
Primero, hay que cuestionarnos seriamente: ¿Existe una tasa de circulación del aire adecuada por parte de los sistemas?, ¿la dirección del flujo de aire limpio va correctamente a un área viciada?, ¿el aporte del aire exterior es eficaz y se dirige correctamente a cada metro de un área determinada?, ¿el sistema de extracción posee la potencia y solución adecuada para extraer y evacuar todos los contaminantes de una zona en específico?
Para medir correctamente los sistemas naturales o mecánicos (ventiladores–extractores) para la circulación del aire, deberemos regirnos bajo dos aspectos fundamentales: la eficacia de la renovación del aire y la eficacia de la ventilación. La primera, medirá la efectividad en la que el aire se distribuye en una habitación, mientras que la segunda, medirá la capacidad de eliminación de contaminantes de transmisión aérea en la misma área. Sin duda, esto es un tema muy vasto, el cual podemos ir desmenuzando poco a poco.