Limpieza básica del dispositivo de ventilación
Es normal que con el paso del tiempo todos nuestros artefactos en el hogar lleguen al final de su vida útil, pero también es cierto que esa utilidad se disminuirá o prolongará dependiendo del uso consciente y los cuidados que tengamos con los mismos; si no estamos al tanto de esta premisa, muy probablemente tengamos que cambiar de dispositivos cada cierto número de meses.
A veces llamar a un técnico en reparación es obligatorio, también de acuerdo a la urgencia de la reparación de determinados electrodomésticos, aun así, tenemos la posibilidad de tener en nuestras propias manos de reparar el ventilador o aquellos objetos materiales que queremos y necesitamos. En ese sentido, es trascendental informarnos para tener una noción de cómo podemos hacer una reparación de nuestro ventilador eléctrico, y se recomienda que antes de ejecutar un trabajo como tal, hay que informarnos con algún experto en el tema. Asimismo debemos tener cuidado con los niños y mascotas que estén cerca, y tratar de alejarlos, porque podría resultar contraproducente, sobre todo si apenas se está empezando a conocer del tema; hay que ser responsables.
Uno de los problemas más comunes es que las aspas del aparato aireador no giran, o lo hacen de manera muy lenta, por lo cual no proporcionan la ventilación adecuada en el hogar. Lo primero que se tiene que hacer es desconectar el aparato, después asegurarse de que en sus bujes no exista algún tipo de suciedad que impida el trabajo, el polvo acumulado puede ser un foco importante. Si el problema es más profundo, entonces se va a tener que recurrir a herramientas como destornilladores y pinzas, así como a cautín en caso necesario de tener que soldar.
Desarmamiento: Hay que remover la rejilla de protección de las aspas, luego quitar el tornillo, que en algunos de los casos solo se tiene que girar. Inmediatamente quitamos la carcasa, y así tendremos acceso al motor, lo desarmamos y limpiamos con algún elemento que sirva para la remoción de polvo, sobre todo en la zona de los bujes. Para una limpieza más profunda y efectiva, se aconseja humedecer algún paño con un poco de gasolina, y posteriormente pasarlo por el fieltro del buje (nunca de manera directa), hay que evitar a toda costa la posibilidad de que se forme lodo en tal elemento. El mismo proceso aplica para elementos como: rotores, flechas, espaciadores y arandelas, una vez hecho esto, podemos armar nuevamente el equipo.
Falla térmica: Si de plano el ventilador no prende o no hace las vibraciones pertenecientes a sus funciones, entonces muy probablemente el fallo sea eléctrico. Por ello tendremos que revisar a conciencia los cables y las clavijas, así como los fusibles térmicos y los capacitores. Si la anomalía es térmica, se va a tener que cambiar el fusible, por uno que sea de misma capacidad de voltios.
Falla en bujes: A veces no basta con limpiar el buje y su caja, y esto sucede cuando empezamos a notar que el rotor roza constantemente con la carcasa del ventilador, esto desencadena un sobrecalentamiento del motor y la fundición de los fusibles. En ese sentido es obligatorio cambiar el buje, ¡pero ojo!, en algunos casos el buje está sellado en una caja con contrachapa, si es así, lo mejor es acudir o asesorarse con el técnico de confianza, para que la caja no resulte dañada y con una pérdida de la misma.
Capacitores: Esto solo se podrá diagnosticar de manera adecuada al contar con un capacímetro que nos ayude a verificar confiablemente el funcionamiento de tal elemento. ¿Cómo saber si falla?, muy sencillo, las aspas no girarán, o en su defecto lo harán de forma muy lenta.
Como mencionamos, esto solo es una verificación muy básica de lo que podría estar fallando en nuestro dispositivo aireador. Pero lo mejor es asesorarse primero con un experto y después de obtener cierto conocimiento, podría atreverse uno mismo a hacerlo por cuenta propia.