Partículas ultrafinas que ignoran las barreras biológicas del cuerpo
Lo que ya se venía confirmando con años de investigación, ahora los científicos están más seguros que nunca, acerca de la incidencia de las partículas tóxicas en el cerebro humano. Esto, acarrea daños neurológicos a veces irreversibles en personas constantemente expuestas a todo tipo de contaminación, y solo se empieza por la inhalación de un aire viciado, para que pase por pulmones y finalmente, las toxinas se alojen el cerebro.
Se ha hallado, que dichas partículas una vez postradas en ese órgano tan importante, son complicadas de eliminar, con una retención temporal más abultada, que en otros órganos humanos.
¿Cómo es el aire que respiramos en el trabajo? A pesar de que su lugar de trabajo se ve limpio, y, aun así, usted ha percibido un ambiente insano, no está loco. Se ha comprobado que el síndrome de edificio enfermo sigue permeando en muchas estructuras laborales de todo el mundo. Esto se debe a una mala aireación natural, y una insalubre ventilación industrial mecánica. Tanto aire acondicionado, ventiladores, y hasta los mismos humidificadores, estando en un estado de deterioro y sin mantenimiento, son potenciales focos de contaminación de tóxicos.
Según las investigaciones en la Universidad de Birmingham, las partículas tóxicas poseen capacidad de transportarse fácilmente a través del torrente sanguíneo, desde los pulmones hasta el cerebro humano, dañando las barreras hematoencefálicas, y demás tejidos circundantes. Esto, invariablemente contribuirá a distintos tipos de malestares, siendo los más relevantes, los trastornos cerebrales y daños neurológicos a corto o largo plazo.
Aire contaminado ahora resulta en un daño sistemático al organismo humano
Respirar aire contaminado ahora resulta en un daño sistemático al organismo humano, que de no controlarse con protocolos anti-contaminación, ni con sistemas sanos de climatización como ventilación industrial, simplemente nos deja a merced de las sustancias tóxicas, mismas que de acuerdo a científicos chinos, se manifestarán en forma de partículas que van carcomiendo poco a poco el cerebro. Estas mismas investigaciones se pueden corroborar por pacientes que han sido encontrados con líquido cefalorraquídeo en sus cerebros, a lo largo de diversos estudios.
Se está comprobando que las partículas más finas se saltan la barrera nasal, para pasar directamente a los pulmones y finalmente llegar a la materia gris. Esto es lo que han concluido los investigadores británicos.
¿Crees que el aire interior sigue siendo más seguro que el exterior? A grandes rasgos, tal vez lo sea, pero en escritos recientes, los investigadores han podido determinar una presencia acumulativa de pululantes, donde la mezcla de contaminación exterior, con formaldehídos y otras partículas generadas inherentemente de las actividades internas, forma un cúmulo nada sano para las personas que conviven mucho en interiores.
La ventilación industrial debe responder a una creciente necesidad de climatización sana. El poder de los ventiladores no es suficiente para otorgar un aire puro respirable, puesto que otra tecnología debe trabajar a la par de estos mecanismos.
Los ionizadores de aire, son dispositivos que se especializan en la filtración de partículas tóxicas, haciendo un ambiente más respirable, función similar al humidificador o desecante, donde estos dos además de purificar, sirven para determinar las condiciones térmicas. Los nebulizadores son otros sistemas ideales para propiciar un oxígeno puro, y así, se pueden hallar múltiples ejemplos, dejando de lado cualquier ápice de pretexto, al momento de adaptar buena tecnología climática para una determinada empresa.
De acuerdo a científicos, en el rubro de contaminación atmosférica, el cúmulo de contaminación es peligroso, pero las más preocupantes son las partículas ultrafinas, las cuales algunas veces, llegan a ignorar las defensas inmunitarias y barreras naturales del cuerpo. Tan solo hay que ver los casos de neuroinflamación en pacientes con alta exposición a contaminación atmosférica, un patrón similar de comportamiento en el paciente de alzhéimer y aquellas personas con problemas de cognición.